En el bosque vivían tres cerditos con su madre, que decidieron construir sus casas para protegerse del lobo feroz. El menor la hizo de paja, el hermano del medio la construyó de madera y el hermano mayor, que era muy trabajador, usó ladrillos para elaborarla.

Aprovechando que han terminado sus casas, los cerditos menor y mediano aprovecharon para ir al bosque ignorando a su hermano mayor, que les decía que no habrá escapatoria del lobo. Se burlaban de él cantando:

Quién teme al lobo feroz,
Al lobo, al lobo,
¿Quién teme al lobo feroz?

Pero de repente, el lobo llegó realmente y los atacó. El cerdito menor se escondió en su casa de paja, pero el lobo llenó sus pulmones de aire y exclamó:

-Soplaré, y soplaré, y la casa derribaré.

Y un fuerte soplido la destruyó. El cerdito corrió hacia la casa de su hermano, pero el lobo nuevamente sopló y sopló y la casa de madera derribó.

Los dos hermanos llegaron a la casa del mayor, y le dijeron con mucho miedo:

-¡El lobo anda por aquí, y nos destruyó nuestras casas!

El lobo regresó y trató de derribar la casa de ladrillo con un soplido, pero no pudo por ser el ladrillo un material resistente. Pensó en entrar en la chimenea de la casa, pero los cerditos colocaron una olla con agua caliente, y el lobo bajó.

Pero de repente, empezó a aullar de dolor al caer en el agua caliente y huyó. Los tres cerditos, libres del lobo, vivieron felices para siempre.